martes, 13 de septiembre de 2011

13 DE SETIEMBRE DEL 2011

REFLEXIONES CON MOTIVO DE REALIZARSE EN LA CIUDAD DE CIPOLLETTI LA VIIIª FERIA DEL LIBRO (articuloperiodístico)

¿Sabe la sociedad cipoleña que hay escritores hipoacúsicos y sordos?

Antes de comenzar esta breve exposición es necesario señalar la diferencia existente entre sordera e hipoacusia. Según Herrera en su obra ¿Tu hijo oye bien?, la sordera es “la pérdida total de la audición o tal grado de disminución auditiva, que impida la comunicación verbal con ayuda del oído a aquellas personas que dominan el lenguaje oral en el momento de la pérdida auditiva”, mientras que “la hipoacusia es la pérdida parcial de la audición que dificulta el desarrollo del lenguaje oral y su pleno dominio”. Por otra parte, una comisión especial de la conferencia de directores de Escuelas Norteamericanas para Sordos, acordaron que sordo es “aquel que tiene un trastorno auditivo importante, que no puede procesar información lingüística por medio de la audición, utilice audífono o no”. En el caso de la hipoacusia “es un individuo que por lo general merced al uso de un audífono, posee suficiente audición residual como para poder procesar bien la información lingüística por medio de la audición”.
Habiendo aclarado estas diferencias, debemos señalar que tanto las personas sordas como las hipoacúsicas presentan dificultades a la hora de comprender lo que se está comunicando en actos públicas tales como ceremonias, discursos políticos, eventos culturales y charlas informativas.
En los últimos años la oferta de traductores en lenguaje de señas que prestan sus servicios en los actos antes mencionados, y que facilitan la inclusión de los sordos adheridos a esta cultura a la comprensión básica de la temática que se está desarrollando en el evento.
Pero no sucede lo mismo con las personas hipoacúsicas congénitas oralizadas o las que han perdido la audición por causa de accidentes, enfermedades cerebrales, trastornos psicológicos o por cuestiones relacionadas con la edad. Este sector de la población no se comunica mediante lenguaje de señas por lo que no puede beneficiarse con esta práctica. Para ello debe disponerse de un sistema que les permita acceder a la comprensión de lo que acontece en actividades públicas ya que de lo contrario estaríamos privando a esas personas del derecho fundamental al libre acceso a la información.
Para ello proponemos la aplicación de un sistema similar al utilizado en el «Congreso de Hipoacusia y Salud Mental» (2007) y en las «Jornadas del 10º Aniversario del Foro Pro» (2007) que consistió en la proyección en una pantalla de la totalidad de las disertaciones en simultáneo a su emisión. El contenido era tipeado en una computadora por un traductor mecanográfico en tiempo real, que hacía posible la participación de los hipoacusicos durante los debates sin necesidad de dilaciones. Se trata de un sistema similar al de los taquígrafos que se desempeñaban anteriormenete en el Servicio de Justicia o en las sesiones parlamentarias.
El psicólogo ruso Lev Vigostky, en su obra Pensamiento y Lenguaje, sostenía que existe una etapa pre-intelectual en el habla de las personas y una etapa pre-lingüística en el pensamiento. Pensamiento y lenguaje tienen orígenes genéticos diferentes y solo a través de un proceso que denomina «de internacionalización» se produce la unión entre pensamiento y lenguaje. Una vez producida esta unión toda actividad intelectual posterior de la persona va a estar mediada por la palabra –que constituye la unidad mínima de análisis entre pensamiento y lenguaje-.
Esta breve explicación de la teoría genética de Vigostsky puede aplicarse al estudio de las personas sordas e hipoacúsicas. Los hipoacúsicos oralizados, superan con el lenguaje verbal y la lectoescritura que de él deriva, la construcción simbólica de los Sordos, dadas las limitaciones del lenguaje de señas.
Por ello la restricción y desventaja en la participación que se produce excluyendo a los hipoacúsicos de los eventos públicos –incluso en los que se incorporan traductores en lenguaje de señas-, termina llevando a que no puedan acceder a muchos contenidos de la vida social y cultural, además de llevar al “enghetamiento” que se refugian en personas que presentan su mismo patología.
Por eso viendo la variada y excelente programación de la Feria del libro y la siempre explicita manifestación favorable de la sociedad cipoleña por la inclusión de todas las personas con discapacidad, es que nos atrevemos a preguntarnos:
¿Cuándo nos daremos cuenta de la necesidad de las personas hipoacúsicas oralizadas de participar activamente en actividades publicas que se apoyan en la palabra?
¿Por qué pensamos que su incomodidad al no comprender lo que se dice, es soslayable?.
¿Que ya está suficiente con dejarlas compartir el espacio publico? ¿Saben los cipoleños que los hipoacusicos pueden no conocer la lengua de señas?
¿Sabe la sociedad cipoleña que hay escritores hipoacúsicos y sordos?

Como evolución de tantos años de lucha por los derechos de estas personas, consideremos entonces al planificar charlas políticas y eventos literarios la inclusión a pedido de los interesados presentes de una persona que los asista.
¿No sería tiempo ya de pensar en un presupuesto fin de poder implementar en la región un servicio de «Traductor Mecanográfico en Tiempo Real» para personas sordas e hipoacúsicas?
Autoridades y técnicos pueden asesorarse en la D.E.S.I. (DELEGACIÓN DE EDUCACION SUPERIOR INCLUSIVA de la Fa.Ci.Med) que se encuentra abocada a generar esta propuesta.

D.E.S.I. (Fa.Ci.Med-Un.Comahue)

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